Hola a tod@s. Esta entrada, no corresponde a una receta. Solo os quiero deleitar, con la variedad gastronómica de nuestro país, que es exquisito vayas donde vayas.
En este puente que hemos disfrutado, hicimos una escapada a Madrid, en muy buena compañía.
La primera etapa de nuestro viaje, nos llevó hasta La Gineta, donde necesitábamos algo calentito con el que proseguir la siguiente etapa, hasta Madrid. Hicimos un almorzaret, con una tostada de rico jamón serrano y queso de la zona, que nos ayudó a espabilarnos junto con un café calentito para continuar ruta hacia Madrid.
Llegados a Madrid y con la hora de comer encima, nos dirigimos al restaurante del hotel donde picamos algo rápido de maravilla, ya que, nos íbamos al teatro y teníamos que deshacer las maletas y prepararnos para el frío de Madrid.
Después de una grata velada en el teatro, fuimos paseando por la calle Alcalá, buscando un lugar donde poder cenar y después de varios intentos fallidos, encontramos un lugar que nos fascinó. Se llama The Geographic Club. Nos encantó. Es un restaurante muy original, de varias plantas, que está ambientado en una temática de viajes y aventuras y (según pone en la carta) está decorado por piezas donadas por Miguel de la Quadra Salcedo, Kitín Muñoz y otros. . En cada una de sus plantas, puedes disfrutar sin salir de allí, de una cena, de un buen café y de un cóctel. Es como dar la vuelta al mundo en 80 minutos, jajajajaja. Allí disfrutamos, de un menú estupendo del que os dejo testimonio gráfico, de alguno de sus platos.
Al día siguiente, el recorrido tempranero por Madrid, nos hizo llegar al mercado de San Miguel, donde disfrutamos de otro momento inolvidable. Da gusto ver los puestos, y una curiosidad ¿sabíais que en el mercado, no pueden montarse dos puestos o más que tengan los mismos productos? Gracias a los sandemans madrileños, descubrimos muchas peculiaridades que no sabíamos.
Donde no pudimos entrar a tomarnos un vermut y unos buñuelos de bacalao, fue a Casa Labra, la cola llegaba hasta la Puerta del Sol. En fin, habrá que volver para comerlos, jajajaja.
De vuelta a Alicante, paramos a comer en Albacete en la Bodega de Serapio y puffff. Aquí tenéis la muestra.
Y 170 kilómetros después, y con un nuevo miembro más en mi familia, llegamos a Alicante, con las pilas recargadas y con un montón de ideas nuevas con las que acudir a la próxima #kedada del grupo "La cocina de Bea y sus chicos", terminó este fantástico viaje a Madrid, del que guardo un grato y entrañable recuerdo.