La alcachofa es una de las verduras que menos me gusta, pero cada vez más le estoy cogiendo el gustillo.
A la hora de comprarlas tenéis que tener en cuenta que tengan las hojas firmes y apretadas. Escoger sin importar el tamaño y que su color brille y con las menos manchas posibles. Para saber si están frescas, doblad una de sus hojas exteriores y si se rompe fácilmente es que la alcachofa lo está.
Es una verdura que aporta muchas propiedades y beneficios a nuestro organismo, ya que, es depurativa, y según dicen es beneficioso si tienes colesterol alto o hipertensión.
Lo primero que haremos es preparar un limón o dos (dependiendo de la cantidad que vayamos a limpiar), que es el que nos ayudará a que nuestras alcachofas no se oxiden y se pongan negras, mientras las vamos limpiando.
Después cogemos una alcachofa y vamos quitándole con las manos las hojas más exteriores, hasta que aparezcan las hojas menos verdes y más amarillas. En este punto uno no sabe si quita poca o mucha hoja. No os preocupéis, cuando os las comáis os daréis cuenta porque habrá algunas que no os podréis comer y tendréis que apartarlas en el plato. La práctica os enseñará cuando hay que parar de quitar.
A continuación, separamos el corazón de la alcachofa del rabillo con un cuchillo. Hay mucha gente que pela el rabillo de la alcachofa y lo cocina, dicen que está muy bueno.
Por último, corta la parte superior de las hojas, aproximadamente por la mitad de la alchachofa, dependiendo de lo verdes que estén las hojas.
Si las dejamos enteras, escurriremos el limón dentro de un bol con agua, e iremos metiendo las alcachofa en el bol mientras limpio el resto. Pero si las cortamos, entonces untaremos de limón cada una de los trozos de la alcachofa, mientras limpiamos las demás.
Si las dejamos enteras, escurriremos el limón dentro de un bol con agua, e iremos metiendo las alcachofa en el bol mientras limpio el resto. Pero si las cortamos, entonces untaremos de limón cada una de los trozos de la alcachofa, mientras limpiamos las demás.
Y así sucesivamente con cada una de las que tengáis que limpiar.
Una vez limpias, las podéis dejar enteras (para rellenar), cortar por la mitad, en cuartos o a láminas, dependiendo del tipo de receta que vayáis a realizar.
Espero que os haya sido de ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario