Es la manera preferida de mis chicos de comerse la pechuga de pollo. La mía también, pero suelo comerla más a la plancha. La verdad es que esta receta tan sencilla, me salva de muchos apuros porque siempre viene bien para una cena o como acompañamiento de cualquier sopa o crema ligera.
No os voy a contar nada que no sepáis, pero me apetecía compartirla con vosotr@s. Y por cierto, con el rebozado de panko (pan rallado chino), espectacularmente crujiente. También podemos poner ajo en polvo y perejil picado, para darle otro punto de sabor.
Ingredientes:
una pechuga de pollo
un huevo o dos (depende del tamaño de la pechuga)
una pizca de sal
aceite de oliva (para freír el rebozado)
Preparación:
1.- Cogemos la pechuga de pollo y la cortamos en filetes, si no lo hemos comprado ya fileteado.
2.- Las extendemos sobre una bandeja y reservamos.
3.- En un plato hondo, ponemos el huevo y la pizca de sal (la cantidad depende de vuestro gusto)
4.- Cuando esté bien batido, añadimos los filetes de pechuga y los dejamos macerar como media hora.
5.- Pasado ese tiempo, ponemos a calentar una sartén con abundante aceite caliente o conectamos la freidora (si tenéis)
6.- Mientras se calienta el aceite, vamos pasando los filetes por el pan rallado o panko.
7.- Ya sabéis que para saber si el aceite está lo suficientemente caliente, tenemos que dejar caer una gota de huevo en la sartén. Si empieza a freírse, es el momento de poner los filetes de pechuga rebozados en pan.
8.- Cuando empiece a dorarse, daremos la vuelta al filete para que se haga por el otro lado.
9.- Sacaremos los filetes que ya estén dorados sobre una bandeja forrada de papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite al freír y listo para consumir.
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