Receta tradicional, sencilla, rica donde las halla. Mi madre la hacía mucho en casa, ya que, la merluza es un pescado que no necesita una excesiva cocción y que con cualquier salsa o sola, es un plato muy completo, nutricional.
Si a las propiedades de la merluza, le añadimos la del ajo, el perejil y el vino blanco, hacemos de este plato un alimento que nos mejorará la circulación sanguínea, que reduce el colesterol, evita la retención de líquidos, que aporta anitoxidante y favorece la digestión. ¿Qué más podemos pedir? Todo son ventajas. A los que os guste contar calorías, dicen que no llega a las 400.
Ingredientes (4-5 personas):
Una merluza a rodajas
70 gr. de aceite de oliva
2 dientes de ajo
una cucharada de harina
medio vaso de vino blanco
varias ramas de perejil
300 gr. de agua
1.- Lavamos las rodajas de merluza y quitamos los restos de escamas, que puedan quedar. Las sazonamos y las ponemos en un papel de cocina para quitar el exceso de agua.
2.- Cogemos las ramas de perejil, separamos las hojas y las volcamos en un mortero, junto con los dientes de ajo. Machacamos bien. (A mi me gusta muy, muy picado). Reservamos.
3.- En una sartén en la que podamos colocar la merluza, ponemos el aceite a calentar a fuego medio y vamos colocando las rodajas de merluza, que previamente habremos pasado por harina.
4.- Cuando empiecen a dorarse, las vamos sacando y reservando en una fuente con papel de cocina el exceso de aceite.
5.- En el aceite que quede en la sartén, añadimos la cucharada de harina y la rehogamos durante un minuto a fuego lento, junto con un poco de colorante alimentario.
6.- Echamos el vino blanco, el ajo y el perejil machacado y volvemos a colocar las rodajas de merluza rebozadas.
7.- Añadimos el agua y dejamos cocer a fuego medio de 3 a 5 minutos (dependiendo de lo gruesas que sean)
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